De la espiritualidad de la que yo pretendo hablar, no es de la espiritualidad enlatada y encorsetada, llena de normas y dogmas en la que nos suelen educar... a mí la que me interesa es la espiritualidad libre y salvaje... y cuando digo salvaje me refiero a natural, sin domesticar...
Puede que durante años algunos hayamos vivido inmersos en una religiosidad normativa y limitante, llena de deberías y pecados, de culpas y temores... o quizás no, para nada, y hemos llevado nuestro ateísmo o agnosticismo por bandera, orgullosos de sentirnos libres de represiones, pecados e infiernos sin fin... y puede que tanto unos como otros un día "despertemos"... y así, de golpe, sin que aparentemente nada cambie, todo cambie a nuestro alrededor...
Y lo más grande es que cuando "despertamos" no es que lleguemos a ningún sitio, no... lo que sucede es que a partir de ese momento el sentido de nuestra vida se transforma radicalmente... sigues sufriendo en tus límites, sigues discutiendo con tu pareja, sigues sintiéndote inseguro e impotente en montones de cosas... ¡sigues siendo el de siempre!... solo que de golpe ya no te sientes solo y en tu corazón se enciende una luz cálida y alegre.
El despertar no es algo mental, no es algo que se pueda conseguir leyendo, meditando o acudiendo a montones de cursos, no... se puede pasar uno meditando años y años y nada... y otra persona que pasa de todo lo espiritual, sin comerlo ni beberlo va y se "despierta"... es algo que simplemente se produce ¡cuando se produce!... y afecta a nuestra parte emocional... y para cada persona es diferente, sobre todo porqué a la hora de explicar nuestro sentir, entramos en algo muy intimo, y cada uno hablará de ello a su manera, a través de su percepción y sensibilidad.
Así que como podeis suponer, esto que os cuento es mi forma particular de percibir y sentir mi despertar...
Yo, que me declaraba agnóstica y atea, desperté de golpe... no meditaba, ni practicaba ningún tipo de actividad considerada espiritual... y desperté después de leer un libro de reencarnación que compre en la herboristeria cercana a mi casa... por curiosear... fue como si hubiese aterrizado de golpe... o como si me hubiesen insertado la piececita del puzzle que me faltaba... ¡me quedé anonadada!
Y ahí me tenéis tratando de explicarle a mi psicóloga y a mis amigos, más bien racionales, "eso" que me había pasado... yo, que soy de talante extrovertido y más bien entusiasta... ¡no hace falta que os cuente como me miraron!...
Total, que deje a mi psicóloga, muy buena por cierto, y me lancé a la búsqueda de respuestas... Pero eso os lo cuento otro día...
Hasta pronto.
Y lo más grande es que cuando "despertamos" no es que lleguemos a ningún sitio, no... lo que sucede es que a partir de ese momento el sentido de nuestra vida se transforma radicalmente... sigues sufriendo en tus límites, sigues discutiendo con tu pareja, sigues sintiéndote inseguro e impotente en montones de cosas... ¡sigues siendo el de siempre!... solo que de golpe ya no te sientes solo y en tu corazón se enciende una luz cálida y alegre.
El despertar no es algo mental, no es algo que se pueda conseguir leyendo, meditando o acudiendo a montones de cursos, no... se puede pasar uno meditando años y años y nada... y otra persona que pasa de todo lo espiritual, sin comerlo ni beberlo va y se "despierta"... es algo que simplemente se produce ¡cuando se produce!... y afecta a nuestra parte emocional... y para cada persona es diferente, sobre todo porqué a la hora de explicar nuestro sentir, entramos en algo muy intimo, y cada uno hablará de ello a su manera, a través de su percepción y sensibilidad.
Así que como podeis suponer, esto que os cuento es mi forma particular de percibir y sentir mi despertar...
Yo, que me declaraba agnóstica y atea, desperté de golpe... no meditaba, ni practicaba ningún tipo de actividad considerada espiritual... y desperté después de leer un libro de reencarnación que compre en la herboristeria cercana a mi casa... por curiosear... fue como si hubiese aterrizado de golpe... o como si me hubiesen insertado la piececita del puzzle que me faltaba... ¡me quedé anonadada!
Y ahí me tenéis tratando de explicarle a mi psicóloga y a mis amigos, más bien racionales, "eso" que me había pasado... yo, que soy de talante extrovertido y más bien entusiasta... ¡no hace falta que os cuente como me miraron!...
Total, que deje a mi psicóloga, muy buena por cierto, y me lancé a la búsqueda de respuestas... Pero eso os lo cuento otro día...
Hasta pronto.
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