"Irrupción súbita de una dimensión atemporal entre las horas conocidas, es vida creativa ilimitada. Y vivir así es una inspiración incesante." (Consuelo Martín)
Voy a transcribir una entrada de hace tres años del blog personal. En ella hablo de como siento yo la conexión interior... que como bien dice el nombre que le puse a esta entrada, es pura alegría...
El otro día volví a conectarme con la Alegría.
Mi inmersión en el mundo suele ser apasionada, y por mi naturaleza mas bien luchadora, puedo acabar peleando con molinos de viento, o lo que es mas tonto, conmigo misma.
Sé, hace tiempo, que la realidad que vivimos, se relaciona muy estrechamente con nuestro "yo actuante" y nuestro "yo pensante" y nuestro "yo sintiente"...resumiendo, con nuestra mirada al mundo, y por eso mismo, he aprendido que ampliar mis puntos de vista y cambiar de gafas con frecuencia, suprime mucho dolor y frustración en mi día a día.
Yo ya me había conectado con la Alegría hace tiempo, pero por lo que se ve, últimamente los molinos de viento y las gafas no me dejaban ver el bosque.
¿Y a que le llamo yo una experiencia con la Alegría?
Cuando leo sobre la "experiencia interior" (hay muchas formas de llamarla), por un lado me siento identificada con lo que expresan personas que la han vivido, pero por otro, siento que es algo demasiado personal, y que las comparaciones no caben por su propia naturaleza unitaria.
A mí me gusta hablar de ella cuando ya no está, de lo que me hace sentir, y poderlo expresar desde la sencillez o el poder de mis palabras, utilizando mi vocabulario, saboreando su recuerdo, sintiéndola cercana en su lejanía, y en mi "mundo pequeñito" sentir la sombra de su grandeza, porque eso hace que la sienta al alcance de mi mano, cariñosa, compartible, comprensible...y así su calor, su compañía, su poder... su todo, me llenan el alma, aunque no este conmigo.
Yo la llamo la Gran Mirada, porque su mirada es grande frente a la pequeña y cotidiana mirada de todos los días, la que tengo la mayoría del tiempo y que me atrapa en las anécdotas de la vida, y que me lleva al sufrimiento, a los miedos, a la lucha, y también al placer, y a la risa, y a compartir, a necesitar y a evolucionar y crecer, queriéndolo o sin quererlo.
¿Que me pasa cuando experimento la Gran Mirada, esa forma distinta de contemplar el mundo y a mi misma?
En esos momentos sin tiempo, me fluye la creatividad y la plenitud es lo natural, en esa forma de mirar no me cabe el juicio ni la exigencia, ni la critica, pero no porque crea que no es lo adecuado, no, simplemente, allí eso no está, no existe, solo existe ligereza, autoestima, humildad,
Después, cuando vuelvo a la mirada pequeña, y me siento otra vez en ese día a día que me hace su prisionera, a la rutina que me roba la frescura del instante pero que también me da una seguridad que necesito, me digo, otra vez aquí, pero la Gran Mirada ha iluminado mi camino regalandome un pedacito de su alegría, y mi percepción de la realidad se ha hecho más clara, más blanda, más dulce y amorosa, y ya no me lo creo tanto, y puedo dejar pasar los molinos de viento, y me quiero más y más bonito...y sigo creciendo y aprendiendo...
Ella es esquiva y no permanece mucho tiempo conmigo, yo quiero que ella con su mirada, sea para mí una amiga, una compañera que dé sosiego a mi corazón atrapado en la mirada pequeñita, y porque lo quiero, pienso en ella, y la llamo, y sé que tengo que buscar tiempo, y espacio, y silencio y recogimiento para ella, porque sé que eso le gusta, y la espero impaciente paladeando su recuerdo, su alegría, su cercanía, su amor.
Y también porque la quiero, su recuerdo me impulsa a luchar menos, a ser mas consciente, mas dulce, mas amorosa...y si me separo distanciandome de ella, su ausencia me duele, y poquito a poco, sin querer, me siento abandonada y triste.
¡Ay!, yo que solo conocía los amantes del cuerpo, y ahora descubro que tengo una amante del alma... y sus efectos perduran en mí porque es luz que ilumina y guía, y también es cálido abrazo que alimenta y conforta, y es inspiración... y apoyo cuando elijo el camino de mi realización, dando poder y sentido a lo que hago, y cuando me ha visitado, ¡parece tan natural su visita!...
La Gran mirada es cálido amor, es "ser" sin tiempo ni espacio... percibir el sentido del todo que es la vida, así, sin pensar, sabiendo sin necesidad de saber, solo siendo...¡y la Alegría!, la Alegría es la compañera inseparable de la Gran Mirada, y es como un torrente que arrastra todo lo que no es de allí, y me penetra y me desborda y me llena de gozo y bienestar.